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Hojas de sombra

Todo pasa por algo

"El noventa por ciento del éxito se basa simplemente en insistir."

Woody Allen




¿Has oído hablar alguna vez de - La Leyenda del Trébol Mágico- ?

"En un reino muy lejano, un mago llamado Merlín retó a todos los caballeros del reino a encontrar un Trébol Mágico de 4 Hojas que brotaría en 6 noches en algún lugar del Bosque Encantado. Este trébol dotaría a su dueño de una Suerte Ilimitada.


Al oír esto la gran mayoría de los caballeros, tras el entusiasmo inicial por conocer el extraordinario poder el Trébol Mágico, empezaron a desmoralizarse tras hacer las reflexiones siguientes: “cómo encontrar un minúsculo trébol de cuatro hojas en tan extenso lugar?” “este reto no se puede alcanzar” .Sólo dos caballeros aceptaron el reto, Nott el caballero con capa negra y Sid el caballero con capa blanca.


Los dos caballeros emprendieron pues su viaje al Bosque Encantado. A la mañana siguiente tras llegar a su destino, Nott, decidió que su estrategia sería la de preguntar a los habitantes del bosque cuál sería el lugar donde podría nacer el trébol. Así que se dirigió a hablar con el Gnomo: Príncipe de la Tierra conocedor de todos los rincones del bosque. Sin embargo, el Gnomo contestó a Nott que en aquel bosque era imposible que naciera ningún trébol, pues nunca había visto ninguno en toda su vida y le preguntó a Nott si Merlín no habría intentado engañarle.


Tras despedirse del Gnomo, Nott algo desanimado decidió esperar al día siguiente para proseguir su búsqueda y empezó a experimentar lo que se siente cuando alguien te dice que tu suerte no es posible: miedo.


A su vez Sid tuvo esa mañana exactamente la misma idea, decidió hablar con el Gnomo, el cual enfurecido por volver a escuchar la misma pregunta le contestó de mala manera que allí nunca crecerá ningún trébol. A diferencia de Nott, Sid decidió entonces preguntar por qué nunca había brotado ningún trébol en ese bosque, a lo que el Gnomo le contestó que era por la tierra, nadie se había molestado en “renovarla, cambiar la tierra vieja por tierra nueva”, “pues sólo haciendo cosas nuevas pueden obtenerse cosas nuevas”, le dijo.


Antes de despedirse el Gnomo le indicó que había algo de tierra fértil en un territorio anexo al Bosque, al que Sid acudió para llenar un par de alforjas que cargó en su caballo. Escogió un lugar del bosque, arrancó las hierbas, sacó la tierra vieja y extendió la nueva. Se durmió imaginando que el trébol brotaba entre la tierra nueva, eso le permitía no pensar en las pocas probabilidades de éxito que tenía.

Durante el 4ª día Nott decidió buscar a alguien que desmintiera lo que le había dicho el Gnomo. Tras varias horas se encontró con un gran lago al que se acercó para beber y oyó la voz de La Dama del Lago, “Tú y tu caballo estáis despertando a mis nenúfares, ellos duermen por el día y cantan por la noche. Si los nenúfares no cantan, el agua no se evapora y el lago se desborda y por ello muchas plantas y árboles podrían morir ahogados ¡cállate y desaparece! ¡no despiertes a mis nenúfares!”


¡Alto! le contestó Nott, “no me interesan tus problemas, sólo quiero hacerte una pregunta”. Tras escuchar la pregunta la Dama del Lago comenzó a reír, pues los tréboles necesitan mucha agua para crecer y en ese bosque no hay, no habrá nunca tréboles en ese bosque. Nott volvió a sentir un miedo todavía más intenso, quizás a él nunca le llegaría la suerte.


Sid también decidió buscar a la Dama del Lago para preguntarle cuánta agua necesitaba un trébol para nacer. De nuevo la Dama del Lago preocupada por sus nenúfares instó a Sid a irse rápidamente, sin embargo, Sid interesado por el problema de aquella Dama decidió escucharla. De nuevo la Dama del Lago contó su historia explicando su malestar. Sid decidió ayudarla, y tras saber que un trébol necesita agua en abundancia para crecer, cavó un surco hasta el terreno dónde había puesto tierra nueva. Y así se creó un arroyo en el Bosque Encantado. La Dama del Lago por fin podía descansar en paz.

Al comenzar el tercer día, Nott decidió hablar con la Secuoya: Reina de los Árboles, pues seguramente sería la única que podría desmentir lo que le habían contado hasta ahora. Desgraciadamente la Secuoya le respondió lo mismo que el Gnomo y la Dama del Lago, nunca había nacido ningún trébol en ese bosque. Nott se sintió deprimido, abatido, víctima de un engaño y sin posibilidades de éxito.


Sid, cada día más satisfecho, también acudió a hablar con la Secuoya para informarse acerca de cuánta luz necesitan los tréboles para crecer. “Igual cantidad de luz que de sombra” contestó, “sin embargo no encontrarás un lugar así en este Bosque”.


Era ya muy tarde, estaba oscureciendo, pero Sid recordó lo que la Secuoya le había recomendado de no dejarlo para mañana. Así que empezó a despear la copa de los árboles. Una vez más esa noche imaginó que el Trébol Mágico brotaba en aquel lugar que él mismo había creado.


Nott pasó el 5º día vagando por el bosque. No quería sentirse ridículo volviendo sólo al castillo, pues le costaba mucho reconocer sus errores y siempre solía responsabilizar a los otros de sus fracasos. Pasó el día pensando por qué era tan desgraciado y decidió hablar con Ston: la madre de las piedras, pues quería confirmar con alguien más lo que ya sabía: el Trébol Mágico no nacería y él no era una persona con suerte. Ston le confirmó por fin lo que pensaba, no ha habido ni nunca habrá tréboles en estas tierras.


Sid se levantó feliz. Como este era el último día decidió subir al punto más alto del bosque. Allí encontró a Ston. Esta le comunicó a Sid que dónde había piedras no podían crecer los tréboles de 4 hojas, los de 3 sí porque crecen con más fuerza, pero los de 4 necesitan un terreno totalmente libre de piedras. Al oír esto, Sid volvió rápidamente a su parcela y retiró todas las piedras que encontró en la misma.


La última noche Nott se encontró con Sid cerca de su parcela, “¿cómo te va?” le preguntó. Sid le contó todo lo que había hecho desde el momento en que el Gnomo le dijo que no podían crecer tréboles en el Bosque. “¿Te has vuelto loco?” le replicó Nott, al fin y al cabo nadie sabía si el Trébol Mágico nacería justo ahí, la probabilidad era mínima. Tras esto Nott desapareció y Sid sorprendido pensó “Merlín dijo que podríamos encontrar el Trébol Mágico, pero no dijo que no fuera necesario hacer algo”.


Esa noche la Bruja Morgana visitó a Nott para ofrecerle un trato: matar a Merlín, a cambio de entregarle el Trébol Mágico, pues ella decía que si sabía dónde brotaría. Nott que estaba tan desengañado, se dejó seducir por las palabras de la Bruja que insistía en que Merlín le había engañado y tomado por tonto. Al acceder a su petición, la bruja le desveló a Nott que el Trébol nacería en el jardín del Palacio Real. Así que el caballero, muy enfadado, emprendió el camino de vuelta.

Lo mismo ocurrió con Sid, pero esta vez la bruja quería que este se marchara para encontrar ella misma el Trébol Mágico, así que le contó que Merlín les había engañado y que quién arrancara el Trébol moriría a los 3 días, pero que si nadie lo arrancaba entonces sería Merlín el que moriría en su lugar. Sin embargo, Sid reflexionó y decidió no creerla. Decidió mantenerse fiel a su propósito y confiar en lo que le había dicho Merlín.

En la mañana del 6º día, de pronto, el viento sopló y trajo consigo miles de semillas del Trébol de la Suerte, dejándolas caer por todo el bosque. Aquellas semillas que cayeron en la parcela de Sid dieron lugar a varios Tréboles Mágicos de 4 hojas.


Nott cabalgó en dirección al castillo hasta la mañana siguiente. Allí se encontraba Merlín que conociendo las intenciones de Nott, había ordenado enlosar todo el jardín para dar a entender a Nott que en aquel lugar no iba a nacer ningún Trébol Mágico tal y como le había contado la Bruja. ” Te abandonaste a ti mismo, no creíste en ti” le dijo, “esperaste siempre que los demás te regalaran su suerte”. Al final, Nott regresó a su castillo donde permaneció sólo largo tiempo.


Cuando Sid llegó a la ciudad, quiso compartir con Merlín su alegría por haber encontrado no uno, sino un puñado de Tréboles Mágicos, y agradecerle el haberlo conseguido. Merlín le felicitó recordándole a Sid que él era el auténtico merecedor de tal regalo por haber decidido ser la causa de su propia Buena Suerte."


Todo pasa por algo ¿o no? ¿Te lo has planteado alguna vez?


Al pensar en ello, es inevitable pensar en connotaciones místicas o en una perspectiva que habla desde algún tipo de espiritualidad o religión. Pero no. Todo lo contrario.


Las personas tenemos la tendencia a darle sentido a todo aquello que nos pasa, dándole demasiado protagonismo al azar o a la suerte cuando aquí el protagonista únicamente eres tú. Por ejemplo, un caso muy común es el hecho de encontrar trabajo.


- ¡He encontrado trabajo!

- ¡Qué suerte!


¿Cuántos factores han influido? El entrevistador, un buen curriculum, la empresa, portales de empleo…

Sí que es cierto que siempre existe una pequeña probabilidad que dé lugar a azar o a la suerte pero bajo todo eso, existen días de esfuerzo, de voluntad, de crear el CV, de ir y prepararse entrevista tras entrevista, conectarte diariamente en busca de ofertas, perseverancia, mucha paciencia…y así podríamos seguir diciendo factores internos que precisamente, han dependido de ti y han hecho que consigas ese objetivo. En este caso, ha sido un trabajo pero podemos decir otros ejemplos como sacarte un carnet de conducir, obtener cualquier tipo de título…cualquier tipo de meta u objetivo que te hayas propuesto.


Por ello, es importante no atribuir siempre los logros y los propios méritos a la suerte o a una divinidad, llámale dios, karma, universo…En el caso de tenerla, para nada digo que te deshagas de ella. Cada uno tiene su creencia, pero lograr y conseguir el objetivo es merecimiento tuyo. ¡A eso me refiero!


Se trata de poner el foco en ti, en lo que has conseguido, en todo lo que has luchado para llegar donde estás. Cuando algo bueno te pasa ¿A quién o a qué le das valor? Cuando algo malo te ocurre ¿Dónde pones tu focus? ¿Es interno o externo? Realmente, ¿Valoras hasta dónde has llegado?


Esto es como ver el vaso medio lleno o medio vacío. En este caso, una mitad está llena de suerte y la otra de esfuerzo. ¿Qué parte ves tú?


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