"Debemos abrazar el dolor y quemarlo como gasolina para nuestro viaje"
Kenji Miyazawa
La muerte forma parte de la vida.
Podemos definir el duelo como un shock sentimental, un estado de bloqueo psicológico, desorientación y vacío interno. Aunque la manera de vivirlo no es la misma en todas las personas.
Este proceso se puede dividir en 6 etapas: Cada persona las supera de forma distinta dependiendo de las características de cada caso y, además, pueden darse pasos hacia atrás y hacia delante, no es un proceso lineal.
Primera fase: shock e insensibilidad
En primer lugar, se experimenta shock e insensibilidad, aturdimiento y dificultad funcional; todo ello acompañado de sentimientos de añoranza.
En esta fase, el dolor es profundo y muy intenso. Primeramente, se entra en una fase de negación acompañada del shock emocional y sentimental, siendo una máscara protectora en forma de incredulidad ya que, nuestra mente crea un mecanismo de defensa para poder digerir una realidad tremendamente dura e inesperada, puesto que, a nivel biológico nuestra mente no está preparada para una noticia de tal índole, por muchos que nos preparemos mentalmente, en función de la situación.
Esta fase va, posteriormente acompañada de una gran ira y rabia en la que la situación es totalmente injusta y se necesita buscar a un culpable.
✖️El shock: Inicialmente aparece la sensación de paralización y desorientación (negación, incredulidad, angustia). La vida de repente se paraliza, cambia por completo y eso genera una negatividad que bloquea el día a día.
Segunda fase: desorientación
En segundo lugar, la desorientación y desorganización de la vida cotidiana. Esto va de la mano de la sensación de vacío y desamparo.
En esta fase, la tristeza y sensación de vacío tiene un papel protagonista. Un periodo en el que la persona necesitará un tiempo de soledad, introspección y poder afrontar todas esas emociones que brotan intensamente.
✖️La pena: emociones como irritabilidad, mal humor, tristeza, miedo por la ambigüedad, etc. Aparece la necesidad impulsiva de contactar con la persona que ya no está, además de la tendencia a lamentarse por la pérdida y por todas las experiencias vividas con esa persona.
Tercera fase: Adjudicación de la culpa y reorganización
La adjudicación de la culpa aparece con la necesidad de encontrarle sentido a todo lo que ha pasado. Intentar analizar qué salió mal y de quién es la culpa. La rabia y la ira dirigida hacia la otra persona por el daño provocado o hacia una misma por el fracaso son emociones características de esta etapa. Momentos de soledad, ansiedad flotante (búsqueda del por qué) y ataques de angustia.
✖️Finalmente, se consigue una reorganización en la que se rehace la vida y se recupera la capacidad de disfrute, pero sin olvidar.
Cuarta fase: aceptación
Por último, entramos en la fase de aceptación. En este caso, daría lugar al cierre del duelo.
Consiste en asumir la pérdida permitiéndose la oportunidad de sobrevivir al duelo a pesar de la ausencia de la persona. Se trata de un periodo también complicado en el que la asimilación y la aceptación deben ir de la mano.
Aquí la comprensión y la comunicación con el entorno más cercano es vital. Se deben tener espacios en los que poder expresar todas las emociones y todo el dolor vivido.
✖️La reconstrucción: Inicio de la reconstrucción de su vida, balance de días más buenos que malos. Las ganas de salir y de vivir empiezan a aparecer.
Es, en este momento en el que se genera:
➖Aprendizaje(s)
➖Reestructuración de valores y creencias
➖Reconstrucción de metas y proyectos.
Cómo transitar este tipo de duelo
En este caso es muy importante que cada persona elija qué hacer y qué no. Hay distintas maneras y formas de poder validar los recuerdos y permitir un duelo adecuado para cada caso.
Una de estas formas es poder crear una caja en la que se puedan ir recogiendo todos los recuerdos que han formado parte de la persona. Pueden ser desde objetos especiales que recuerden o cualquier objeto simbólico que represente algo característico de esa persona.
De esta manera, se crea un lugar, un recuerdo y un espacio al que poder acudir para transitar y reconfortar el dolor y la pérdida.
Otra manera en la que poder afrontar este duelo es realizar un ritual de despedida, sea cual sea la circunstancia de la pérdida. Se puede llevar a cabo una especie de ritual o de acto simbólico para despedirse.
Cada persona puede elegir el que crea más conveniente y sea más significativo para él o ella. Una de las maneras, puede ser plantando un pequeño árbol en un lugar especial.
Lo importante es que, las personas que estén sufriendo cualquier tipo de duelo puedan escucharse a sí mismas y ver qué es lo mejor para cada persona y ver qué necesita para poder afrontar su dolor de la mejor manera posible.
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