Los 3 estados del yo y su impacto en la sexualidad
- Irene Gutiérrez Coranti
- 22 mar
- 5 Min. de lectura
Un viaje hacia el autoconocimiento y la reparación

La sexualidad es un espacio íntimo que no solo involucra el cuerpo, sino también nuestras emociones, creencias y vivencias personales. Uno de los enfoques más útiles para comprender cómo interactuamos en nuestra vida sexual es el Análisis Transaccional (AT), una teoría creada por el psiquiatra Eric Berne en los años 50. Esta teoría sostiene que cada persona opera desde tres "estados del Yo": el Padre, el Adulto y el Niño. Estos estados no son simples roles, sino conjuntos de pensamientos, sentimientos y comportamientos que emergen en distintas situaciones de la vida.
En este artículo, exploraremos juntas cómo estos tres estados del Yo se activan en tu sexualidad, las dificultades que pueden generar, y cómo puedes utilizar esta teoría para reparar heridas emocionales, superar mandatos (de los que te hablaré extendidamente en algún otro post) y disfrutar de una vida sexual plena y saludable.
Los tres estados del Yo: ¿Quién está al mando?
Antes de abordar cómo estos estados se relacionan con la sexualidad, es importante entender en profundidad qué es cada estado del Yo y cómo se manifiesta en tu vida cotidiana.
1. El estado del Yo Padre:
El estado Padre representa todo aquello que has aprendido de tus figuras de autoridad: padres, profesoras, figuras parentales, o factores culturales. Es el conjunto de normas, creencias y valores que has interiorizado desde la infancia, y que sueles reproducir en tus interacciones diarias. Dentro del Padre, encontramos dos subtipos:
Padre Nutritivo: Es aquel que cuida, protege y ofrece consuelo. Este estado del Yo se activa cuando adoptas una actitud empática, comprensiva y de apoyo hacia otras personas o hacia ti misma.
Padre Crítico: En contraste, el Padre Crítico es autoritario y juzgador. Aquí residen las reglas rígidas, las críticas y los juicios que has adoptado sin cuestionar. Este estado puede volverse implacable, imponiendo normas estrictas sobre cómo "deberías" comportarte.
Vamos a entenderlo mejor con un ejemplo: Piensa en ese momento en que te has sentido tentada a hacer algo y una voz en tu cabeza te dice: "Esto está mal" o "No deberías estar haciendo esto". Esa es la voz del Padre Crítico, replicando creencias y normas que has interiorizado de tu entorno.
2. El estado del Yo Adulto:
El Adulto es la parte racional de tu personalidad. Toma decisiones basadas en la realidad actual, sin la influencia de emociones intensas o normas preestablecidas. El Adulto busca el equilibrio, actúa de manera lógica y objetiva, y es capaz de evaluar las situaciones por lo que son, no por lo que "deberían ser" según el Padre o lo que "querrías" desde el Niño.
Vamos con otro ejemplo de este estado: Si alguna vez te has detenido a evaluar con calma una situación emocional difícil, considerando las opciones y eligiendo lo mejor para ti en ese momento, es probable que tu estado Adulto estuviera al mando. Desde una coherencia, calma y desde el aquí y ahora.
3. El estado del Yo Niño:
El Niño es la fuente de tu espontaneidad, creatividad y emociones más profundas. Representa tus experiencias tempranas, pero también tus deseos primarios, el impulso de jugar y disfrutar de la vida sin restricciones. Al igual que el Padre, se subdivide en diferentes subtipos:
Niña Libre: Esta es la Niña espontánea, alegre, curiosa y llena de vitalidad. La Niña Libre explora, se divierte y disfruta sin miedo al juicio. Es el estado que necesitas activar para experimentar el placer sin restricciones.
Niña Adaptada: Esta Niña es la que se ha ajustado a las reglas y expectativas impuestas por el entorno. En lugar de actuar desde el deseo auténtico, la Niña Adaptada se somete a los mandatos y expectativas de los demás, buscando aprobación y evitando el conflicto.
Niña Sumisa: Una versión del Niño Adaptado, la Niña Sumisa cede ante las exigencias o deseos de otras personas, sacrificando sus propias necesidades. Puede que busque evitar el rechazo o la confrontación, y esto se refleja en una actitud complaciente y resignada.
Niña Rebelde: En contraste con la Niña Sumisa, la Niña Rebelde reacciona contra las normas o mandatos impuestos. Este estado se activa cuando rechazas lo que se espera de ti, a veces de manera impulsiva y sin reflexionar sobre las consecuencias. La Niña Rebelde desafía las expectativas, pero puede hacerlo desde un lugar de defensa, no de auténtica libertad.
Ejemplo de este estado: Si te has sentido reprimida o has evitado hacer algo por miedo a lo que pensarán los demás, es probable que tu Niña Adaptada estuviera en control. Si en cambio, reaccionas con rechazo automático hacia lo que sientes como una imposición, activas a tu Niña Rebelde.
Reparando la sexualidad: ¿Qué estados del Yo deberías activar?
Para sanar tus heridas sexuales y disfrutar plenamente, necesitas activar y equilibrar los tres estados del Yo de manera consciente.
1. La Niña Libre: Reconectar con el placer y la espontaneidad
La Niña Libre es clave para el disfrute sexual. Este estado te permite vivir tu sexualidad con curiosidad y sin miedo al juicio. Cuando permites que la Niña Libre tome el control, te abres a la exploración, el juego y la autenticidad.
¿Cómo activarla? Deja a un lado las preocupaciones sobre el desempeño o el juicio. Permítete explorar tus deseos y necesidades sin restricciones. Escucha a tu cuerpo y a tus emociones, permitiendo que el placer sea el centro de la experiencia.
2. El Padre Nutritivo: Fomentar el autocuidado sexual
El Padre Nutritivo es fundamental para cuidar de tu salud sexual. Desde este estado, puedes abordar tus inseguridades con compasión, sin recurrir a la autocrítica. El Padre Nutritivo te ayuda a establecer límites saludables, a cuidar tu bienestar emocional y a nutrir tu autoestima sexual.
¿Cómo activarlo? Sé amable contigo misma. Si enfrentas dificultades o inseguridades, adopta una postura de autocuidado, en lugar de juicio. Recuérdate que mereces disfrutar y que tus necesidades y deseos son válidos.
3. La Adulta: Tomar decisiones conscientes y equilibradas
La Adulta es la mediadora ideal entre la Niña y el Padre. Es quien puede escuchar los deseos de la Niña Libre y, al mismo tiempo, equilibrar esos deseos con las necesidades y límites de la vida real. Este estado es crucial para establecer una comunicación abierta y asertiva con tu pareja, garantizando que ambas puedan disfrutar de una sexualidad plena y respetuosa.
¿Cómo activarla? Evalúa tus necesidades y deseos de forma realista, tomando decisiones que te beneficien emocionalmente. Si sientes que el Padre Crítico o la Niña Adaptada están tomando el control, utiliza la Adulta para revisar esas creencias y elegir lo que realmente deseas.
Y dicho todo eso...Los estados del Yo te pueden ofrecer una poderosa herramienta para comprender cómo vivimos nuestra sexualidad y cómo ciertos patrones y mandatos pueden limitarnos. Al identificar qué estados se activan ante las dificultades sexuales y, más adelante veremos qué mandatos te están influyendo, puedes comenzar a sanar y liberar tu sexualidad de juicios y restricciones.
Permitir que tu Niña Libre disfrute, que el Padre Nutritivo te cuide y que el Adulto tome decisiones conscientes te lleva hacia una vida sexual más plena, auténtica y libre de cargas del pasado. ¡Te invito a conocerte mejor y a vivir tu sexualidad desde un lugar de equilibrio y bienestar!
Comentarios